Una nueva vida empieza con cada día.
Sí, es la frase de un libro de autoayuda, o de un powerpoint de gatitos, o de un vídeo cuqui de Whatsapp. Pero también es una verdad como un templo… a medias.
De vuelta a Madrid, me preguntaba si realmente podía empezar de cero, o si iba a descubrir tarde o temprano que mi antigua vida seguía pegada a mí, como un lastre. O peor, acechando, para abalanzárseme encima en el momento menos pensado.
Con mi ex pululando por ahí, cualquier cosa podía pasar.
Entonces, ¿era realmente posible empezar una nueva vida? ¿Hacer borrón y cuenta nueva? ¿Sacar un lienzo en blanco y empezar a pintar de la nada?
Toulouse se me antojaba ahora como una pausa publicitaria en mi vida. Un retiro extraño. Una huída… Y la vuelta a Madrid, no un comienzo de cero, sino el enfrentamiento con la vida que había dejado en stand by.
“No podemos deshacernos del pasado, Cari”, me dijo Marta, hablando por teléfono.
Ella todavía seguía en Francia, ultimando sus preparativos.
“Pero el regreso a Madrid es una buena oportunidad para reflexionar qué queremos hacer con nuestras vidas y organizarlas en base a eso”.
Y ahí estaba el quid de la cuestión.
Me había pasado los últimos tres años en Francia deseando construir algo, lo que fuera, para dar carpetazo a mi fracasada vida sentimental y poner rumbo a un nuevo horizonte… donde fuera también…
Pero no había hecho más que ir a la deriva.
Y ahora, había llegado el momento de soltar el timón por unos instantes, ir a la mesa de mapas y pensar a dónde demonios quería ir.
Y lo vi claro.
Mi destino era… ¡LA FELICIDAD!
“No, Cari, no”, me atajó Marta. “Así vas mal”.
“¿Por?”.
“¿Te acuerdas de aquella canción de Beyoncè que empezaba con una pregunta y una respuesta?”.
Contuve el aliento.
¿Que si la recordaba? El comienzo te dejaba boquiabierto y le seguía un temazo, ¿cómo iba a olvidarlo?
“Pretty Hurts”, dije.
“Esa canción habla de la belleza”, prosiguió mi amiga, “pero esa respuesta a la pregunta, la que da Beyoncè al comienzo de la canción, evidencia que algo va mal”.
Hizo una pausa dramática, para dar intensidad a sus palabras.
What is your aspiration in life? (¿Cuál es su aspiración en la vida?)
Oh… My aspiration in life… would be… to be happy. (Oh… Mi aspiración en la vida… sería… ser feliz.)
“La FELICIDAD, Cari, debe ser el barco en el viajas”, sentenció Marta.